Vivieron
felices por siempre…
Al llegar al altar, él
le subió el velo y la miró fijamente. La mirada de él rebosaba de sincera
felicidad y excitación.
Ella también le miró
fijamente; se veía galante y bien preparado; su traje de sastre, el cabello
peinado con abundante vaselina y recién afeitado en la barbería de ñor González.
Lo cierto es que ella nunca
le amó y nunca lo hará. Antes de contestar el “sí”, ya estaba completamente
arrepentida.
Y vivieron felices por
siempre.
Por: EBL (sin año preciso)
Doña
Rita
Era una tarde calurosa,
con una reconfortante brisa, me encontraba en las afueras de mi casa, fumando un cigarrillo de mala
calidad. En ese momento mi madre abrió la puerta y
me acompañó.
– ¿Qué pasará con la
propiedad de doña Rita? –se preguntó en voz alta, al ver la casa de en frente.
– ¿Cómo?... ¿Por qué?...
No me diga, ¡¿se murió?! –exclamé anonadado.
– Sí, ¿no sabía? –me
respondió con incredulidad– Como tres meses antes que tu papá.
– Bueno, desde que
tengo memoria ella era una señora bastante mayor. Cuando era niño ella bajaba
lentamente las gradas para traernos helados. Pero ¡¿en qué momento?! ¡Era una
señora muy especial!
– Me arrepiento,
siempre que iba en carrera para tomar el bus, ella me llamaba diciendo: “Olguita,
venga para acá y conversamos”. Y yo le contestaba: “una tarde de estas paso”.
La verdad, nunca iba. ¡De haber sabido que eran sus últimas semanas!
Por: JEF (2014)
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