jueves, 17 de marzo de 2016

Entre la presencia y la ausencia.

Presencia



(Foto por el autor)

   El problema de planear causalmente los años radica en que se suelen escapar azarosamente entre los dedos.

   Volvía caminando con pesadez después de perder absurdamente la pelea contra un burócrata. Volvía al café donde me siento cómodo, con marcha de soldado vencido.

  Primero con naturalidad culpaba a la burocracia de mis planes frustrados, luego con futilidad intentaba buscar cuál era mi cuota de responsabilidad en la presunta desgracia y para finalizar intentaba convencer de que no debía dejar que mi ánimo me mermara, que no era tal cosa como una desgracia, sino que mi plan se postergaba.

   Mientras sostenía ese soliloquio, pedía un café con leche, salía a fumar un cigarro con gusto a "yodito", veía a los "hipsters" entrar y salir. Pero, mientras discurría en la impotencia de realizar mis planes y la negación de dicha impotencia, la señora cordial del café me decía que no debía bajar mi ánimo y yo le ignoraba. ¡Sin darme cuenta andaba con un semblante caído! Y ella me recriminaba que ocupaba "energías positivas".

  Cuando el café empezó a vaciar, la señora me dio otra taza de café (cortesía de la casa), se sentó a mi lado y me dijo:

¿Sabe lo que yo hago en esas situaciones? me preguntó mientras yo negaba con la cabeza Lo aplazo, me digo a mí misma "en tres días me ahuevo". Me deprimo cuando tenga tiempo para deprimirme, ahora no sonreía al decirlo.
Lo que pasa, vilmita, es que es otro puto año más. Yo sé que no debo ahuevarme, pero es el tiempo. Una cosa es cuando yo soy el responsable del tiempo perdido y otra es cuando otro me obliga a perder tiempo, primero me dicen una cosa y luego otra y con eso se me cagan. Bueno, aunque siendo franco, pude haberlo evitado, me pregunto qué cosas pude haber hecho para evitarlo, ¿ya para qué? Se me van parcialmente los planes de este año y eso ahueva le dije para justificar mi semblante involuntario y con ello cagarme en sus "energías positivas".
A lo mejor le va a aprovechar ese tiempo me dijo reivindicando sus "vibras alegres".
Supongo, le dije, hice una pausa y luego continué un amigo hace poco me dijo sobre su vida que "los altos y bajos son parte del vacilón".
 Es una cuestión de presencia, no es negar, ni aceptar el sufrimiento; es estar presente. Los psicólogos dicen que hay que "sufrir alegre". ¿Sabe qué es eso? me dijo reforzando su sonrisa de señora.
 Supongo, es como el refrán "al mal tiempo buena cara", ¿verdad? le respondí.
me contestó, sin darme mayor cuenta, con eso me sa una sonrisa.

Por: JEF (2016)