miércoles, 19 de noviembre de 2014

Dulce niña n° III



"Don’t you cry for the lost,
smile for the living
(Passenger)

Te amaré… aunque tenga final
(Silvio Rodríguez)
Seré mi propio consuelo…

Por vos, por mí, por ambos,
por ese diminuto universo
que es mi corazón.
Consolaré… lo haré,
por alguna exigencia,
de algún Dios.
Por el mundo entero y
por ese gran universo,
que nos ha reglado el amor.

Consolaré la infinita tristeza
que prolifera en las contrariedades,
lo haré con la llama ardiente
de todos aquellos mártires,
sacrificados por verdad y amor.

Tomaré todo el dolor
que arrastra la sensibilidad
e inseguridad mesiánica,
y como Pedro mártir
la crucificaré de cabeza,
en la fe de mi corazón,
para expiar pecados
de los amores imposibles.

En la tumba de la crucifixión
inmaculadamente grabadas
se han de consagrar
todos los sacrificios que aguantó
el desastre del Levítico,
y harán hipóstasis en un primer
y último gran beso,
en la despedida sin adiós.

Consolaré… las lágrimas,
los sollozos, los gemidos,
las almohadas empapadas,
de vida y aroma,
la frustración ante lo imposible.
Consolaré… lo haré.
Lo consolaré con el ángel de mi memoria,
con los milagros compartidos,
con lo cotidiano e imposible
que no es cuantificable,
que ya ha sido materializado y fue vivible.
Que ha sido prueba inevitable,
de que nuestro amor existió.

 Por JEF (fecha de la publicación)