viernes, 19 de diciembre de 2014

El final sin comienzo.



Final.


(Ilustración de Yutaka Nanten, tomada de www.zerochan.net)



En mi vida han terminado
más acontecimientos
de los que han empezado.

Me ha marcado el sonido
de las puertas al cerrarse,
no importa que tan igual es el movimiento,
siempre hace más eco
que al abrirse.

Metáforas tal cual: “la vida es un sueño”,
uno que puede terminar con un “¡bang!”,
me recuerdan que despertar,
abrir los ojos o cerrarlos,
también puede ser un final.
Al final, la vida es un absurdo,
como el estrellado automóvil de Camus.

Que duele más un beso
al acabar,
que duele más,
duele mucho más.
Duele más extrañar
que rememorar,
que la alegría se acaba,
que el dolor siempre es un final.

No importa
que tan predecible pueda ser,
aunque se le quiera dar dignidad:
un final, es un final.
Aunque “el muerto goce de buena salud”,
muerto está.

¡¿Qué más puedo decir?!
¿Qué lo siento tanto?
¿Ofrecerles sinceras disculpas?
Pero, es que…
….siempre he tenido una ligera
inclinación por los finales.

Por: JEF(2014, fecha de la publicación)